La amoxicilina es un antibiótico perteneciente al grupo de las penicilinas, utilizado para tratar una amplia variedad de infecciones bacterianas. Es un antibiótico betalactámico, lo que significa que su estructura química contiene un anillo betalactámico, el cual es esencial para su actividad antibacteriana. La amoxicilina actúa inhibiendo la síntesis de la pared celular bacteriana, lo que lleva a la lisis y muerte de la bacteria.
La amoxicilina es eficaz contra un amplio espectro de bacterias grampositivas y algunas gramnegativas. Entre las bacterias grampositivas sensibles a la amoxicilina se encuentran Streptococcus pneumoniae, Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus no productores de penicilinasa. En cuanto a las bacterias gramnegativas, es efectiva contra Haemophilus influenzae, Escherichia coli, Proteus mirabilis, Salmonella spp., y Neisseria gonorrhoeae.
Este antibiótico se absorbe bien cuando se administra por vía oral, con una biodisponibilidad de aproximadamente el 75%. La concentración máxima en plasma se alcanza entre una y dos horas después de la administración. La amoxicilina se distribuye bien en la mayoría de los tejidos y líquidos corporales, incluida la bilis, el líquido pleural y el líquido amniótico. Se excreta principalmente por los riñones, y su vida media en plasma es de aproximadamente una hora.
La amoxicilina se utiliza comúnmente para tratar infecciones del tracto respiratorio superior, como la faringitis estreptocócica, la sinusitis y la otitis media. También es eficaz en el tratamiento de infecciones del tracto respiratorio inferior, como la bronquitis y la neumonía. Además, se utiliza para tratar infecciones del tracto urinario, infecciones de la piel y los tejidos blandos, así como infecciones gastrointestinales, como la salmonelosis y la shigelosis.
La amoxicilina está disponible en varias formulaciones, incluyendo tabletas, cápsulas, suspensión oral y formulaciones inyectables. La dosificación y la duración del tratamiento dependen del tipo y la severidad de la infección, así como de la edad y el estado general de salud del paciente.
Aunque la amoxicilina es generalmente bien tolerada, puede causar efectos secundarios en algunos pacientes. Los efectos secundarios más comunes incluyen reacciones alérgicas, como erupciones cutáneas, urticaria y, en casos raros, anafilaxia. Otros efectos secundarios pueden incluir diarrea, náuseas y vómitos. Es importante que los pacientes informen a su médico sobre cualquier reacción adversa que experimenten mientras estén tomando amoxicilina.
La resistencia bacteriana a la amoxicilina puede desarrollarse, especialmente en bacterias que producen betalactamasas, enzimas que inactivan el antibiótico. Para superar esta resistencia, la amoxicilina a menudo se combina con un inhibidor de betalactamasa, como el ácido clavulánico, en productos combinados como la amoxicilina/clavulanato.