El eritema es un término médico que se refiere a la enrojecimiento de la piel causada por la dilatación de los capilares sanguíneos en la dermis. Esta condición puede manifestarse en cualquier parte del cuerpo y puede ser causada por diversas razones, incluyendo inflamación, infecciones, alergias, exposición al sol, entre otras.
Desde un punto de vista fisiológico, el eritema se produce cuando los capilares de la piel se dilatan, permitiendo un mayor flujo sanguíneo a la superficie cutánea. Esta respuesta vascular puede ser provocada por estímulos físicos, químicos o biológicos. La apariencia del eritema puede variar, presentándose desde un ligero enrojecimiento hasta un color rojo intenso, y puede acompañarse de otros síntomas como picor, calor, hinchazón o dolor en la zona afectada.
Una de las causas más comunes de eritema es la exposición al sol, conocida como eritema solar o quemadura solar. En este caso, la radiación ultravioleta (UV) causa daño a las células de la piel, desencadenando una respuesta inflamatoria que resulta en enrojecimiento. Otra forma frecuente de eritema es el eritema infeccioso, también conocido como la quinta enfermedad, una infección viral común en niños que provoca una erupción cutánea distintiva y febril.
El eritema también puede ser un signo de reacciones alérgicas, como en el caso de la dermatitis de contacto, donde la piel se enrojece y se inflama en respuesta a un alérgeno. Asimismo, ciertas enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico, pueden presentar eritema como uno de sus síntomas principales, en este caso, con una característica erupción en forma de alas de mariposa en la cara.
En el ámbito clínico, el eritema puede ser evaluado mediante la observación visual y el historial médico del paciente. Dependiendo de la causa subyacente, se pueden realizar pruebas adicionales, como análisis de sangre, biopsias de piel o pruebas alérgicas, para determinar la causa exacta y planificar el tratamiento adecuado.
El eritema puede clasificarse en varios tipos según su etiología y características clínicas. Entre estos tipos se incluyen el eritema multiforme, una reacción hipersensible que puede ser inducida por infecciones o medicamentos; el eritema nodoso, que se presenta como nódulos dolorosos en las piernas y puede estar asociado a infecciones, enfermedades inflamatorias o medicamentos; y el eritema migratorio, que se observa en la enfermedad de Lyme y se caracteriza por una erupción que se expande lentamente.
El diagnóstico de eritema generalmente se basa en la apariencia clínica y en la identificación de factores desencadenantes. El manejo del eritema varía según la causa subyacente y puede incluir el uso de cremas tópicas, medicamentos sistémicos, evitar el factor desencadenante, y en algunos casos, intervenciones más específicas como la fototerapia.