El paracetamol, también conocido como acetaminofén, es un medicamento ampliamente utilizado para aliviar el dolor y reducir la fiebre. Se clasifica como un analgésico y antipirético, lo que significa que es eficaz en el tratamiento del dolor leve a moderado y en la disminución de la temperatura corporal elevada.
El paracetamol actúa principalmente inhibiendo la síntesis de prostaglandinas en el sistema nervioso central, lo que contribuye a su efecto analgésico. A diferencia de otros analgésicos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), el paracetamol no tiene propiedades antiinflamatorias significativas y no afecta la agregación plaquetaria, lo que lo hace una opción más segura para personas con riesgo de sangrado gastrointestinal o con úlceras pépticas.
Se administra por diversas vías, incluyendo oral, rectal y en algunos casos intravenosa. La vía oral es la más común, presentándose en diferentes formas como tabletas, cápsulas, jarabes y soluciones líquidas. La dosis habitual para adultos es de 500 mg a 1000 mg cada 4 a 6 horas, sin exceder los 4 gramos diarios para evitar el riesgo de hepatotoxicidad.
El paracetamol es bien tolerado en general, pero su uso excesivo o prolongado puede llevar a efectos adversos graves, principalmente daño hepático. La toxicidad hepática se debe a la formación de un metabolito tóxico, el N-acetil-p-benzoquinoneimina (NAPQI), que se acumula cuando las vías de conjugación normales del paracetamol están saturadas. Esto puede ocurrir en casos de sobredosis aguda o crónica, siendo especialmente peligroso para personas con enfermedades hepáticas preexistentes o que consumen alcohol regularmente.
A pesar de su perfil de seguridad relativamente favorable, es crucial adherirse a las dosis recomendadas y consultar a un profesional de la salud antes de su uso, especialmente en combinación con otros medicamentos. El paracetamol es uno de los fármacos más utilizados en el mundo, debido a su eficacia, accesibilidad y bajo costo, y se encuentra en numerosas formulaciones de medicamentos de venta libre y recetados.
El paracetamol también se utiliza frecuentemente en pediatría para el tratamiento de la fiebre y el dolor en niños, con dosis ajustadas según el peso y la edad del paciente. Su uso en mujeres embarazadas es generalmente considerado seguro, aunque siempre se debe buscar asesoramiento médico antes de iniciar cualquier medicación durante el embarazo.