El tratamiento antirretroviral (TAR) es una intervención médica utilizada para controlar la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Este tratamiento no cura la infección, pero puede reducir significativamente la cantidad de virus en el cuerpo, permitiendo a las personas vivir vidas más largas y saludables. El TAR implica el uso de una combinación de medicamentos antirretrovirales, los cuales actúan en diferentes etapas del ciclo de vida del VIH para inhibir su replicación.
Los antirretrovirales se clasifican en varias categorías, cada una de las cuales ataca el virus de manera diferente:
- Inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósidos/nucleótidos (ITIN/N): estos medicamentos bloquean la transcriptasa inversa, una enzima que el VIH necesita para replicarse. Ejemplos incluyen zidovudina y tenofovir.
- Inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósidos (ITINN): actúan de manera similar a los ITIN/N pero se unen a una parte diferente de la transcriptasa inversa. Ejemplos son efavirenz y nevirapina.
- Inhibidores de la proteasa (IP): estos medicamentos impiden que el VIH produzca nuevas copias al interferir con la enzima proteasa. Algunos ejemplos son lopinavir y ritonavir.
- Inhibidores de la integrasa: bloquean la integrasa, otra enzima que el VIH usa para integrar su material genético en el ADN de las células humanas. Ejemplos incluyen raltegravir y dolutegravir.
- Inhibidores de entrada o fusión: estos medicamentos evitan que el VIH entre en las células humanas al bloquear la fusión del virus con la membrana celular. Un ejemplo es enfuvirtida.
El TAR suele comenzar tan pronto como se diagnostica la infección por VIH, independientemente de la carga viral o el recuento de células CD4 del paciente. Este enfoque temprano ayuda a preservar la función inmunológica y a reducir la transmisión del virus. Los pacientes deben tomar estos medicamentos de por vida, y la adherencia al tratamiento es crucial para su eficacia. La interrupción del tratamiento puede llevar a un aumento en la carga viral y a la posibilidad de desarrollar resistencia a los medicamentos.
El seguimiento médico regular es fundamental para monitorear la efectividad del tratamiento y ajustar la terapia si es necesario. Los efectos secundarios de los antirretrovirales pueden variar, pero los beneficios de la supresión viral y la mejora de la calidad de vida superan con creces los posibles inconvenientes. Con el tiempo, el desarrollo de nuevos medicamentos ha mejorado el perfil de seguridad y la tolerabilidad del TAR.
El TAR ha transformado el pronóstico del VIH/SIDA de una sentencia de muerte a una condición manejable a largo plazo. La investigación continúa enfocándose en desarrollar tratamientos más efectivos y accesibles, así como en encontrar una cura definitiva para el VIH.