La colecistitis es una inflamación de la vesícula biliar, un pequeño órgano en forma de pera ubicado debajo del hígado. La vesícula biliar almacena la bilis, un líquido digestivo producido por el hígado que ayuda a descomponer las grasas en el intestino delgado. La colecistitis puede ser aguda o crónica.
La colecistitis aguda se caracteriza por un inicio repentino y severo de dolor en la parte superior derecha del abdomen, que a menudo se irradia hacia el hombro derecho o la espalda. Este dolor puede durar varias horas y generalmente empeora después de comer, especialmente alimentos grasos. Los síntomas adicionales pueden incluir fiebre, náuseas, vómitos y sensibilidad abdominal.
La causa más común de colecistitis aguda es la obstrucción del conducto cístico por un cálculo biliar (piedra en la vesícula), lo que lleva a la acumulación de bilis en la vesícula biliar. Esta acumulación causa inflamación y puede conducir a una infección bacteriana. Otras causas menos comunes incluyen tumores, problemas de flujo sanguíneo a la vesícula biliar y ciertas infecciones virales.
La colecistitis crónica se desarrolla lentamente y es el resultado de episodios repetidos de inflamación, a menudo debido a cálculos biliares. Con el tiempo, estos episodios repetidos pueden dañar la vesícula biliar y provocar su engrosamiento y cicatrización, lo que afecta su capacidad para funcionar correctamente. Los síntomas de la colecistitis crónica pueden ser menos intensos pero más persistentes y pueden incluir dolor abdominal intermitente, indigestión y sensación de hinchazón.
El diagnóstico de la colecistitis se basa en la evaluación clínica y una serie de pruebas diagnósticas. Un examen físico puede revelar sensibilidad en el abdomen superior derecho. Las pruebas de laboratorio pueden mostrar signos de inflamación, como un aumento en los glóbulos blancos. Las imágenes, como la ecografía abdominal, son fundamentales para identificar cálculos biliares, inflamación de la vesícula biliar y cualquier complicación asociada.
La colecistitis, si no se trata, puede llevar a complicaciones graves, como la perforación de la vesícula biliar, que puede causar peritonitis (una infección grave del revestimiento abdominal), y la gangrena de la vesícula biliar, que ocurre cuando el tejido de la vesícula biliar muere debido a la falta de flujo sanguíneo.