La peritonitis es una inflamación del peritoneo, una membrana serosa que recubre la cavidad abdominal y los órganos en su interior. Esta afección puede ser aguda o crónica y suele ser una emergencia médica debido a su potencial para causar complicaciones graves.
El peritoneo consta de dos capas: la parietal, que recubre la pared abdominal interna, y la visceral, que envuelve los órganos abdominales. La peritonitis puede ocurrir cuando estas capas se inflaman, a menudo como resultado de una infección bacteriana o fúngica, aunque también puede ser causada por irritantes químicos, como la bilis o el jugo gástrico, que ingresan a la cavidad peritoneal.
Una causa común de peritonitis es la perforación de un órgano abdominal, como el apéndice, el estómago, los intestinos o la vesícula biliar. Esta perforación permite que las bacterias y otros contenidos orgánicos entren en la cavidad peritoneal, provocando una reacción inflamatoria. Además, la peritonitis puede desarrollarse como una complicación de enfermedades como la enfermedad de Crohn, la diverticulitis, la pancreatitis o la colitis ulcerosa. También puede surgir después de procedimientos quirúrgicos abdominales, especialmente si no se siguen estrictamente las medidas de asepsia.
Los síntomas de la peritonitis incluyen dolor abdominal intenso y constante, que puede agravarse con el movimiento; sensibilidad abdominal extrema; fiebre; náuseas y vómitos; distensión abdominal; y, en algunos casos, la incapacidad para evacuar gases o heces. Estos síntomas indican una inflamación severa y la necesidad de atención médica urgente.
El diagnóstico de la peritonitis se basa en una combinación de la historia clínica del paciente, el examen físico y diversas pruebas diagnósticas. Durante el examen físico, los médicos pueden buscar signos de rigidez abdominal y sensibilidad localizada. Las pruebas de laboratorio, como los análisis de sangre, pueden mostrar signos de infección, como un aumento en el recuento de glóbulos blancos. Las técnicas de imagen, como la radiografía abdominal, la ecografía o la tomografía computarizada (TC), pueden revelar la presencia de aire libre en la cavidad peritoneal o abscesos, lo que sugiere una perforación intestinal o una infección localizada.
El tratamiento de la peritonitis generalmente requiere hospitalización y puede incluir antibióticos para combatir la infección, así como procedimientos quirúrgicos para reparar la perforación del órgano afectado y limpiar la cavidad peritoneal de cualquier material infeccioso o irritante. La atención temprana es crucial para prevenir complicaciones severas, como el shock séptico, que puede poner en peligro la vida del paciente.
En resumen, la peritonitis es una condición médica seria que requiere un diagnóstico y tratamiento rápidos para evitar complicaciones potencialmente mortales.