El electroencefalograma (EEG) es una prueba diagnóstica que registra la actividad eléctrica del cerebro. Esta técnica se basa en la colocación de electrodos en el cuero cabelludo, los cuales detectan las ondas eléctricas generadas por las neuronas del cerebro. La información recogida por los electrodos se amplifica y se registra en un dispositivo, produciendo un gráfico que representa las ondas cerebrales.
El EEG es fundamental para el diagnóstico y manejo de diversos trastornos neurológicos. Es especialmente útil en la detección y evaluación de epilepsias, ya que puede identificar patrones anormales de actividad eléctrica que se asocian con diferentes tipos de crisis epilépticas. Además, se utiliza en el estudio de otros trastornos como la encefalopatía, las infecciones del sistema nervioso central, los trastornos del sueño y las lesiones cerebrales.
El procedimiento de un EEG es no invasivo e indoloro. Antes de comenzar, se limpia el cuero cabelludo del paciente y se colocan entre 16 y 25 electrodos con una sustancia adhesiva o una gorra especial. El paciente puede estar sentado o acostado y debe permanecer quieto durante el registro. La duración de la prueba varía, pero generalmente toma entre 30 minutos y una hora. En algunos casos, se pueden usar técnicas de activación como la hiperventilación, la fotostimulación o la privación de sueño para provocar y registrar respuestas cerebrales específicas.
Las ondas cerebrales registradas se clasifican en diferentes tipos según su frecuencia: delta (0.5-4 Hz), theta (4-8 Hz), alfa (8-13 Hz), beta (13-30 Hz) y gamma (30 Hz o más). Cada tipo de onda está asociado con diferentes estados de conciencia y actividades cerebrales. Por ejemplo, las ondas alfa predominan en estados de relajación con los ojos cerrados, mientras que las ondas beta son comunes durante la actividad mental intensa.
La interpretación de un EEG debe ser realizada por un neurofisiólogo o un neurólogo especializado. Se analizan tanto la actividad de fondo como cualquier anomalía que pueda indicar la presencia de trastornos neurológicos. Es importante tener en cuenta que un EEG normal no descarta completamente la existencia de una enfermedad, ya que algunas condiciones pueden no estar presentes durante la grabación.
En resumen, el electroencefalograma es una herramienta clave en la neurofisiología clínica que permite evaluar y monitorear la actividad eléctrica del cerebro, siendo esencial para el diagnóstico y tratamiento de múltiples patologías neurológicas.