El ibuprofeno es un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que se utiliza ampliamente para aliviar el dolor, reducir la fiebre y disminuir la inflamación. Se descubrió en la década de 1960 y desde entonces se ha convertido en uno de los medicamentos más comunes en el tratamiento de diversas condiciones médicas. Su mecanismo de acción principal implica la inhibición de las enzimas ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2), que juegan un papel crucial en la síntesis de prostaglandinas, sustancias responsables de la inflamación, el dolor y la fiebre en el cuerpo.
El ibuprofeno se administra por vía oral en forma de tabletas, cápsulas, suspensiones líquidas y también se puede encontrar en forma tópica para aplicaciones locales. Las dosis varían dependiendo de la edad del paciente, la condición a tratar y la severidad de los síntomas. Generalmente, para los adultos, la dosis recomendada oscila entre 200 a 400 mg cada 4 a 6 horas, sin exceder los 3200 mg al día.
Entre las indicaciones más comunes del ibuprofeno se encuentran el alivio del dolor leve a moderado, como el dolor de cabeza, dolor dental, dolor muscular y dolor menstrual. También es eficaz en el tratamiento de afecciones inflamatorias como la artritis reumatoide y la osteoartritis. Además, se usa frecuentemente para reducir la fiebre en casos de infecciones virales o bacterianas.
Aunque el ibuprofeno es generalmente seguro cuando se utiliza según las indicaciones, puede tener efectos secundarios. Los más comunes incluyen malestar estomacal, náuseas, acidez y, en algunos casos, úlceras gástricas. A largo plazo, el uso excesivo de ibuprofeno puede aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares, como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, y problemas renales.
Es importante señalar que el ibuprofeno debe utilizarse con precaución en personas con antecedentes de problemas gastrointestinales, como úlceras o hemorragias, y en aquellos con enfermedades cardiovasculares o renales. También se recomienda evitar su uso durante el tercer trimestre del embarazo, ya que puede afectar negativamente al feto.
La interacción del ibuprofeno con otros medicamentos también debe considerarse. Puede disminuir la eficacia de ciertos antihipertensivos, como los inhibidores de la ECA, y aumentar el riesgo de hemorragia cuando se combina con anticoagulantes. Además, su uso concomitante con otros AINEs puede incrementar el riesgo de efectos adversos gastrointestinales.