La litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) es un procedimiento médico no invasivo diseñado para tratar cálculos renales y ureterales mediante el uso de ondas de choque generadas externamente. Este método revolucionario ha permitido que muchos pacientes eviten la cirugía abierta para la eliminación de piedras en el sistema urinario.
La LEOC se basa en la aplicación de ondas de choque acústicas de alta energía que se dirigen específicamente a los cálculos renales. Estas ondas se generan fuera del cuerpo y se enfocan en el cálculo utilizando un dispositivo llamado litotriptor. La energía de las ondas de choque es transmitida a través de la piel y los tejidos blandos, llegando al cálculo con suficiente fuerza para fragmentarlo en partículas más pequeñas. Estos fragmentos pueden luego ser eliminados naturalmente a través del tracto urinario.
El procedimiento de LEOC generalmente se lleva a cabo en una sala de radiología o una unidad especializada en urología. Durante el procedimiento, el paciente se acuesta sobre una mesa especial y puede recibir anestesia local, sedación o, en algunos casos, anestesia general para minimizar cualquier molestia. El litotriptor se coloca en una posición precisa y se utiliza la fluoroscopia o la ecografía para localizar y enfocar el cálculo. Una vez que el cálculo está en el punto de enfoque adecuado, se emiten una serie de ondas de choque. El número de ondas y la intensidad varían según el tamaño y la ubicación del cálculo.
La duración del procedimiento puede variar, pero generalmente oscila entre 45 minutos y una hora. Después de la litotricia, el paciente suele permanecer en observación durante unas horas para asegurarse de que no haya complicaciones inmediatas. Se recomienda beber abundante líquido para facilitar la expulsión de los fragmentos de cálculo a través de la orina.
El éxito de la LEOC depende de varios factores, incluyendo el tamaño, la composición y la localización del cálculo. Es más efectiva para cálculos menores de 2 cm de diámetro y aquellos que no están compuestos de ciertos tipos de minerales muy duros, como la cistina. Además, la anatomía del paciente y la funcionalidad de los riñones también influyen en los resultados del tratamiento.
Aunque la LEOC es un procedimiento generalmente seguro, puede tener efectos secundarios. Los más comunes incluyen hematuria (sangre en la orina), dolor abdominal o en el flanco, y la posibilidad de infección urinaria. En casos raros, pueden ocurrir complicaciones más serias, como la obstrucción del uréter por fragmentos de cálculo o daño renal. Es fundamental que los pacientes sigan las indicaciones postoperatorias y acudan a todas las citas de seguimiento para asegurar una recuperación adecuada.