La encefalitis es una inflamación del encéfalo, que es la parte del sistema nervioso central compuesta por el cerebro, el cerebelo y el tronco encefálico. Esta condición puede ser causada por una variedad de agentes infecciosos, incluyendo virus, bacterias, hongos y parásitos, aunque también puede surgir como resultado de una respuesta autoinmune.
La encefalitis viral es la forma más común de esta enfermedad y puede ser provocada por varios tipos de virus, tales como el virus del herpes simple, el virus del Nilo Occidental, el virus de la rabia y los arbovirus transmitidos por mosquitos y garrapatas. La encefalitis viral suele comenzar con síntomas inespecíficos como fiebre, dolor de cabeza y malestar general. A medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer síntomas más graves como confusión, convulsiones, debilidad muscular, alteraciones en la conducta, pérdida de conciencia y coma.
En el caso de la encefalitis autoinmune, el sistema inmunológico ataca por error el tejido cerebral, lo que puede ser desencadenado por una infección previa o una neoplasia. Los síntomas suelen ser similares a los de la encefalitis viral, pero el diagnóstico puede requerir pruebas adicionales para identificar autoanticuerpos específicos.
El diagnóstico de encefalitis generalmente implica una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas. Las técnicas de imagen como la resonancia magnética (RM) del cerebro pueden mostrar áreas de inflamación. La punción lumbar es otra herramienta diagnóstica clave, ya que permite analizar el líquido cefalorraquídeo en busca de signos de infección o inflamación. Las pruebas de laboratorio pueden incluir cultivos de sangre, orina y líquido cefalorraquídeo, así como pruebas serológicas para detectar anticuerpos específicos contra agentes infecciosos.
El tratamiento de la encefalitis depende de la causa subyacente. En casos de encefalitis viral, se pueden administrar antivirales específicos, como el aciclovir para el virus del herpes simple. En la encefalitis autoinmune, los tratamientos pueden incluir corticosteroides, inmunoglobulinas intravenosas (IGIV) o plasmaféresis para reducir la respuesta inmune. En algunos casos, puede ser necesaria la terapia de soporte, que incluye medidas para controlar las convulsiones, la fiebre y otros síntomas neurológicos.
La prognosis de la encefalitis varía ampliamente y depende de factores como la causa de la inflamación, la edad del paciente, la rapidez del diagnóstico y el inicio del tratamiento. Algunas personas pueden recuperarse completamente, mientras que otras pueden experimentar secuelas neurológicas a largo plazo, como problemas de memoria, dificultades motoras y cambios en el comportamiento.