La oxigenoterapia hiperbárica (OHB) es un tratamiento médico avanzado que utiliza oxígeno puro a una presión mayor que la atmosférica para tratar diversas condiciones de salud. Este tratamiento se lleva a cabo en una cámara hiperbárica, un entorno controlado donde los pacientes respiran oxígeno puro a presiones superiores a la presión atmosférica normal.
La cámara hiperbárica puede ser de dos tipos: monoplaza y multiplaza. Las cámaras monoplaza están diseñadas para un solo paciente, mientras que las cámaras multiplaza pueden acomodar a varios pacientes al mismo tiempo. En ambas, el principio fundamental es incrementar la cantidad de oxígeno que la sangre puede transportar, lo cual se logra al aumentar la presión atmosférica alrededor del paciente.
El procedimiento de la oxigenoterapia hiperbárica implica que el paciente entre en la cámara hiperbárica y respire oxígeno a través de una máscara, casco hermético o directamente en el ambiente de la cámara. La presión dentro de la cámara se incrementa gradualmente hasta alcanzar un nivel predeterminado, generalmente entre 1.5 a 3 veces la presión atmosférica normal (1.5 a 3 ATA). Cada sesión puede durar entre 60 y 120 minutos, dependiendo del diagnóstico y del protocolo de tratamiento.
El oxígeno a alta presión permite que una mayor cantidad de oxígeno se disuelva en el plasma sanguíneo, lo que facilita la oxigenación de los tejidos corporales. Este aumento de oxígeno en los tejidos puede acelerar la curación de heridas, combatir infecciones bacterianas y mejorar la función de los tejidos dañados por diversas patologías.
Entre las indicaciones médicas para la oxigenoterapia hiperbárica se incluyen:
- Enfermedad por descompresión, comúnmente asociada con el buceo.
- Intoxicación por monóxido de carbono.
- Úlceras y heridas crónicas, especialmente en pacientes diabéticos.
- Necrosis ósea avascular.
- Infecciones graves de tejidos blandos, como la gangrena gaseosa.
- Lesiones por radioterapia.
- Pérdida de injertos y colgajos de piel.
- Anemia grave debido a una hemorragia significativa cuando no es posible la transfusión.
El mecanismo de acción de la OHB se basa en varios principios fisiológicos. Primero, la alta presión permite que una cantidad significativamente mayor de oxígeno se disuelva en los líquidos corporales, mejorando la oxigenación de los tejidos hipoxémicos. Segundo, el aumento de oxígeno ayuda a reducir el edema, mejorar la función de los glóbulos blancos y potenciar la neovascularización, que es la formación de nuevos vasos sanguíneos en los tejidos dañados.
Aunque la oxigenoterapia hiperbárica es generalmente segura, existen contraindicaciones y posibles efectos secundarios. Las contraindicaciones incluyen neumotórax no tratado, infecciones respiratorias agudas, fiebre alta y claustrofobia severa. Los efectos secundarios pueden incluir barotrauma, toxicidad por oxígeno y cambios en la visión.
La OHB ha demostrado ser una herramienta eficaz en la medicina moderna, proporcionando beneficios significativos en el tratamiento de diversas condiciones clínicas, aunque siempre debe ser administrada bajo la supervisión de profesionales de la salud capacitados y en centros especializados.